Limitar el aprendizaje a unas etapas vitales determinadas: la infancia y la juventud, y ligado a escenarios de educación formal, como escuelas, institutos y universidades, ha sido una constante de la educación hasta hace unas pocas décadas. Sin embargo, en los últimos años esta concepción ha ido evolucionando progresivamente, y actualmente se tiene asumido que los procesos de aprendizaje se producen durante la totalidad del ciclo vital de las personas.
De cualquier modo, cabe destacar qu el aprendizaje en la etapa adulta tiene unas características definitorias y diferenciales, que abarcan desde los rasgos psicológicos de la edad adulta y los espacios donde se desarrolla, hasta los contenidos que pueden abordarse en cada etapa.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que las necesidades que llevan a un adulto a estudiar son diferentes a las de una persona más joven, y lo mismo ocurre con los intereses y expectativas.
Necesidades
Sentirse protagonistas de los procesos de aprendizaje.
Superar metas y objetivos autoimpuestos.
Elevar su autoestima y su autoconcepto.
Cualificarse académica y/o profesionalmente.
Satisfacer sus ansias de saber, su curiosidad y la consideración de sentirse útiles, activos e integrados socialmente.
Intereses y expectativas
Entre los intereses destacamos:
Obtener titulaciones del sistema educativo y/o certificaciones laborales.
Insertarse del mejor modo posible en el mercado laboral.
Dominar recursos de tipo comunicativo, relacional, cultural, etc., con una clara repercusión sobre la propia vida.
Muchas personas persiguen sentirse sujetos independientes y cualificados, a través del acceso la adquisición y la apropiación de instrumentos, técnicas, conocimientos y recursos que favorecen su inserción e integración social, cultural y laboral.
Obtener reconocimiento formal de sus procesos formativos, a través de las correspondientes certificaciones o titulaciones que les avalan y les capacitan.
Buscan poder compaginar un mundo real de obligaciones y responsabilidades, con otro mundo que les ofrece oportunidades de desarrollo personal y comunitario.
Persiguen disfrutar de la riqueza que proporciona el contacto con las manifestaciones culturales y artísticas.
Tener capacidad real de incidencia sobre el medio social en el que vive.
Estrategias de enseñanza en adultos
A nivel de metodología, esta debe adaptarse a los contextos y procesos psicológicos propios de los adultos, siendo las siguientes las características propias y diferenciales más significativas:
Diferente carga horaria. De hecho la educación básica de adultos conducente al título de Graduado en Educación Secundaria es, lógicamente, mucho más corta que la Educación Primaria y la Educación Secundaria Obligatoria (ESO), para niños, mientras que el Bachillerato puede alargarse un curso más que el de la oferta ordinaria. No existen estas organizaciones diferenciadas en la Formación Profesional Reglada, salvo en las ofertas de la modalidad a distancia.
Amplia utilización de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs), especialmente las plataformas LMS o de educación a distancia, siendo en el contexto de la enseñanza para adultos donde más se utiliza el e-Learning.
Variación de la distribución de los contenidos de enseñanza-aprendizaje en algunas enseñanzas. En concreto, en la educación básica de adultos los conceptos se organizan en campos de conocimiento.
Utilización flexible de los itinerarios educativos, en cuanto a entrada o incorporación a los mismos según el nivel de referencia que acredite cada persona, seguimiento parcial de los planes de estudio o permanencia reiterada en los niveles educativos en virtud de circunstancias personales.
En definitiva, la enseñanza para adultos implica una metodología didáctica diferenciada.
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